miércoles, 12 de diciembre de 2018

Mi Cuentalo


Hace años que quiero hacer esto. Hace años que quiero expresar lo que me tocó vivir pero no podía. Hoy siento que es el momento de contar mi historia, de contar algunas situaciones y momentos que me marcaron. De contar la verdad, aquella que oculte, distorsione u omití, hasta de mi misma, pero de la que no puedo escapar, ni pude y tampoco podré olvidar.
Voy a intentar escribir las cosas en orden de tiempo y con la mayor cantidad de detalles que mi memoria me permita, muchas situaciones, palabras o cosas las “bloqueé”, como mecanismo de defensa.
Hace unos años atrás, yo tenía una relación tóxica, enfermiza por donde se la mire. En su momento justifiqué muchas cosas con el lema de “éramos chicos”, “yo era muy histérica”, “es normal, muchas parejas de adolescentes viven esas cosas”, pero no. No es así, estaba completamente errada y me llevó mucho tiempo notarlo.

Dentro de esta relación, siempre discutíamos, por pavadas pero muchas veces eran discusiones fuertes, en un principio de forma verbal. Hasta que un día, empezó a haber algo más. Estábamos en su casa, en su cuarto; él se iba de vacaciones con sus amigos y yo me sentía triste por eso, no por una cuestión de desconfianza, sino en el sentido de extrañar. Entonces, mientras él armaba su valija, empecé a llorar porque se iba, no estábamos discutiendo en lo absoluto, sino que, yo sólo lloraba. Lloré un rato largo hasta que empezamos a pelear porque a él le molestaba que yo estuviera así de intensa con la situación de su viaje, a lo que le di la razón pero no podía contener las lágrimas y entonces pasó. Me grito muy mal, me agarro de los brazos y me sacudió en la cama fuerte. Me quede muda y lloré más. No entendía lo que pasaba, no entendí en ese momento que ahí fue cuando me tendría que haber ido para siempre. Me pidió perdón, y yo deje pasar eso como algo normal.
Mucho tiempo después, hubo otras peleas verbales, en una de ellas, por teléfono me grito “No ves que sos una gorda de mierda?”. Los que me conocen de verdad saben de mis problemas en cuestión a eso. Y él también los sabía. No quiero, ni busco victimizarme y solo contar su parte mala de las cosas. Porque yo también dije cosas hirientes hacía él, pero en ese momento fueron en respuesta a su insulto. Le corté el teléfono y lo bloqueé. Le conté eso a dos amigas en ese momento porque no podía parar de llorar, pero lo hablamos en ese momento y como yo lo deje pasar, ellas también. Él vino a mi casa, me pidió perdón llorando, me dijo que nunca jamás me iba a lastimar, que no quiso decir eso, que era un idiota, etc. Y lo perdoné. Otra vez, deje pasar una situación que NO era normal, como algo normal.
Hubo un tiempo en el que cortamos, donde él me dejó. Cuestión, que después de eso las cosas se volvieron peor y más enfermizas. Yo estaba totalmente como una idiota. Deje que en ese tiempo todo fuese como él quería y con los tiempos suyos, no me respete en lo absoluto, ni tampoco me quise ni un poco. Porque claro, como era una gorda histérica de mierda, sentía que si lo perdía a él, nadie más me iba a querer. En realidad creo que no solo lo sentí, sino que es lo que me hizo sentir y entonces no hice otra cosa más que insistir en volver y estar ahí, para él.
Unos meses después, volvimos como novios. Al principio todo iba bien, no discutíamos, estábamos bien. Aunque ahora, viéndolo en perspectiva, creo que cuando un vínculo es así tan tóxico, nunca está bien realmente, sino que solo fue una “buena etapa”. Y esas etapas son las que nos hacen engañarnos. Creía realmente en ese  momento, que todo iba a estar bien, que habían quedado atrás muchas cosas y que las cosas habían cambiado. Pero no.
No recuerdo cómo volvió pasar, como dije antes, borre mentalmente muchas de estas situaciones, así que no recuerdo concretamente la situación en sí. Pero habíamos peleado por algo, nos estábamos gritando y entonces él me pegó. Como esa situación vendrían muchas, muchas más. Como quiero contar la verdad total de las cosas, debo reconocer que cuando pude hacerlo, me defendí. Le tiré con cosas o le pegué también. Pero siempre, obviamente, me terminaba pasando en fuerza.
Recuerdo con detalle, dos situaciones muy violentas, una de ellas en mi casa. Estábamos en mi pieza, no había nadie en mi casa y empezamos a discutir, me empezó a apretar los brazos, lo empujé, me agarró de la cara, me rasguñó todo el cuello, me agarro la cabeza por las orejas y me tiró en la cama, me saltó encima y me empezó a pegar en la cara con las manos, para soltarme, lo mordí, se alejó, me paré y le pegué un rodillazo en la cara. Lo peor, es que después de esas situaciones, terminábamos teniendo relaciones, que si lo pienso hoy, no sé si eran tan consentidas de mi parte, o si simplemente tenía miedo.
La última y la más fuerte de las situaciones fue en su casa. Estábamos en su cuarto, otra vez algo genero una discusión. Otra vez los golpes, pero esta vez, me dio contra un mueble y me empezó a sangrar la nariz. Me acuerdo todavía estar sentada en el suelo del baño de su casa llorando con las manos llenas de sangre, sin saber qué hacer más que llorar, mi odio en ese momento iba dirigido hacía mi misma, me acuerdo de agarrarme sola la cabeza y preguntarme por qué discutí con él si ya sabía que iba a pasar eso. En esa situación estaba su mamá en la casa, le dije a él que le contara lo que había pasado porque ella estaba despierta y era evidente que había escuchado todo. Supuestamente, él le contó. Y ella no hizo nada. No la culpo, solo quiero aclarar que fue la única persona que supo a tiempo qué pasaba y no reaccionó de ninguna forma. Quizás no supo cómo, quizás no le importó. El caso es que eso, ya no importa.
Rememoro todo esto y me doy cuenta de lo mal que estaba, en muchos sentidos. Yo, él, la relación entera, todo. Después de esa noche, al otro día, volví a mi casa, me saqué fotos de los golpes que tenía en la cara y en los brazos (como ya había hecho otras veces), cuestión que guardé para mi esas fotos por un largo tiempo, pero hace un año, las borre, porque me hacían mal, ahora me arrepiento porque serían mi prueba para denunciar. Cuestión que, use una vincha de tela en casa o me la pase encerrada en mi pieza para que no se note, no vi a mis amigas, no podía, no así. Seguimos juntos un tiempo más hasta que él decidió (por suerte), terminar la relación de nuevo. Quiero hacer hincapié, en lo mal que estaba yo en todo este vínculo, que le rogué para que no me dejase. Lo más cínico es que sentía que si él me dejaba, me moría. Sentía que nada en mí tenía valor. El nivel de locura era tal que no podía ver todo lo mal que me hacía, que me importaba más que no me dejase a que me maltratara. En  ese momento a todos mis amigos y familia, no les conté nada. Solo que él me dejaba de nuevo y nada más. Sabían mis amigas de mi insistencia para que no me dejase, pero no tenían ni la menor idea de todo lo demás. Unos meses más tarde, terminó todo mi sufrimiento y no hablamos más. Salvo en saludos de cumpleaños o cosas así como si nada hubiese pasado.
En el momento e incluso después, nunca dije nada. ¿Por qué? Porque todos me ven como una mujer fuerte, como una mina avasallante, que soy de decir lo que pienso y que me creo que me como el mundo. Pero no. No fui nada de eso; fui, aunque todavía me cuesta asimilarlo, víctima de un sinfín de situaciones que me llevaron a accionares totalmente enfermizos. En cambio a él, todos lo veían como el pibe bueno, callado, tranquilo, que por ahí se sacaba en algún que otro partido de fútbol y que le decía siempre que sí a todo lo que a la “loca histérica” se le ocurría. Yo sentía, que para todos, era la “mala” de la relación, yo era la loca, la histérica, la jodida, pero nadie veía sus forreadas o las cosas que él me hacía. Sentía que nadie me iba a creer, porque además de todo lo que expliqué arriba, yo había disfrazado cada situación, las minimizaba tanto que recién mucho después puedo entender la magnitud de lo que pasó. Es decir, por ejemplo,  yo no lo borre de mis redes, yo le respondí los saludos para las fiestas y mi cumpleaños, porque no quería que todos me vieran como una resentida, como una despechada, ni como una loca que hasta “hacía unas semanas le rogaba por volver y ahora dice que le pegaban”, literal pensaba que me dirían eso.
Me sentía completamente sola, avergonzada, me daba mucha vergüenza admitir esas situaciones a mi entorno. Pensaban que no me iban a creer, que me iban a juzgar, que me iban a retar, que me iban a criticar o todos iban a hablar de eso y no quería estar expuesta. Ni siquiera fui capaz de contarlo completamente en terapia, donde solo conté la parte verbal de las peleas. Me encerré en mí en cuanto a esto, durante mucho tiempo. Me sentía culpable, sentía que quizás si tenía tanto miedo en decirlo era porque seguro tenía la culpa y me merecía lo que había pasado. Hasta el día de hoy, incluso, una parte de mi aun lo piensa de esa forma, porque yo también fui violenta, aunque estoy segura que no a su nivel.
Recién dos años después, pude contárselo a mi mamá. El desencadenante fue una serie, Big Little Liars, donde el personaje de Nicole Kidman, sufre una situación bastante similar a las que viví. Empezamos a debatir esa serie y así fue como le termine contando lo que pude. Lo que me salió y cómo pude. Otro día, en la casa de una de mis amigas, se los conté a las que estaban esa noche, porque había salido el tema. Un tiempo después, pude hablarlo con algunas otras personas, pero debo decir que también me costó mucho. Y aun me cuesta porque siento que ya es tarde, que ya esta y que pongo incómodos a los demás porque en el momento todos se quedan en shock y no saben qué decir. Y me persigue el castigo mental de que la respuesta de algunos fue: “¿Cómo no dijiste nada? Te juro que no me lo imaginaba de él” y  JUSTAMENTE POR ESO NO PUDE. Porque siempre por mi carácter, imaginan lo peor de mí.
Obvio que muchas veces quise decirlo, porque por ejemplo, mi ex va a las marchas de ni una menos, del aborto y se proclama en las redes como un aliado feminista. Es más, milita para un partido de izquierda, corriente que es claro ejemplo de la lucha contra la violencia machista y el sistema patriarcal. Pero no pude. A pesar de la bronca e indignación que sentía y siento.
Aún tengo dudas y dudas sobre si publicar esto o no. Tengo miedo, en muchos sentidos, porque no tengo pruebas más que mis recuerdos, porque no se cómo podrían a llegar a reaccionar desde quiénes me rodean, hasta él y su entorno. Porque sería exponerme a que quizás esto se haga masivo y no se si tengo los ovarios tan bien puestos como para bancarme malos comentarios o bardos.
Pero siento por otro lado, que es mi obligación como mujer contarlo, para que a nadie más le pase, para que no haya más machos violentos en nuestras marchas, en nuestras luchas. Y para lo más importante, que es que esta clase de tipos, no se sientan nunca más con impunidad. Porque no nos callamos más.




martes, 6 de enero de 2015

Ese momento

Es increíble la cantidad de cosas que se pueden sentir en un segundo... Siempre me sonó cursi o tonta esa idea de mirar al otro a los ojos, me parecía que solo era algo por respeto y cordialidad, que era una idiotez ese de que "los ojos son la ventana al alma". Pero me di cuenta que estaba equivocada... 
Si pudiera repetir mil veces un momento, seria en el que miro fijo a sus ojos. El momento preciso en el que en el centro de ellos veo reflejados los mios, ese micro segundo en el que nuestros ojos se "conectan" como si nada más fuera importante, como si nada más existiera, solo nosotros. Esa sentecima de segundo donde aprecio como parecen pelear dentro de sus corneas el color miel y el color verde oscuro para tener su lugar, detrás de un brillo distintivo de su mirada...Ese momento en el cual las palabras sobran, porque nuestras miradas dicen más, mucho más. 
Ninguna palabra es lo suficientemente fuerte como para expresar todo lo que siento por él, siento que los "te amo" y hasta los "te amo muchisimo" me quedan cortos, que si tuviera que poner todo en palabras me llevaría horas decírselo...Y así fue como me di cuenta que con solo vernos fijo unos micro segundos, yo se todo y el sabe todo. Él me mira y se que todo lo que quiero, es a él. Que cuando estamos juntos no existe otro lugar en el que quiera estar. 
Su sola presencia me hace sentir completa. Si él esta conmigo se que voy a estar bien. Me da una sensacion de seguridad que nunca antes había sentido, es una mezcla casi perfecta entre felicidad, plenitud y un "no se que" especial que siento cuando estamos juntos. 
Los recuerdos de nuestro último día juntos son tan nítidos en mi mente que casi siento que está acá conmigo y que nunca se fue. Siento en las palmas de mis manos su cara, en mis labios los suyos y como dije antes, en sus ojos los mios. Suena su voz adentro de mi cabeza, tan clara como si me estuviera hablando ahora mismo. Sus "te amo nenu" se repiten y repiten junto con su imagen, una y otra vez en mi mente. A lo largo del día ya perdí la cuenta de la cantidad de veces que recordé el mismo momento. O mejor dicho, los mismos momentos, no se como todavía, pero mi cerebro trae a la luz cada vez más y más recuerdos juntos. Todos únicos, todos especiales, todos nuestros. 
Lo necesito cerca, porque si bien mis recuerdos se sienten muy reales son solo eso, recuerdos. Proyecciones que hace nuestra mente una y otra vez... 
Necesito vivir ese momento de nuestra "unión de miradas" de nuevo, es lo único en el mundo que podría tapar el vacío que siento justo ahora.
Él y nadie más que él, puede volver a hacerme sentir completa de nuevo.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Equidad

"En la relación de amor que se establece entre dos conciencias libres, la más débil es la que ama más, es la que más se somete en lo sensible. Y la que ama menos es la que más domina, la que manipula la relación. Se presenta de esta manera un juego entre conciencias donde ambas buscan dominar pero una termina siendo sometida. "
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 No creo que en todas las relaciones haya uno de los dos que ame más que el otro, ni tampoco que siempre el mismo sea el dominante y el otro el dominado, sino que los roles se van invirtiendo hasta que se equilibran. Considero que en un principio de la relación, una parte si ama más que la otra y deja de ser una consciencia libre para ser una consciencia débil, dominada por el otro que ama menos y es quien por ahora, lleva las riendas. Pero después, a lo largo de esa relación, a mi modo de ver, las consciencias van variando, en algunos actos una consciencia amara más a la otra y viceversa, así hasta que se equiparan. Entonces la que amaba menos, ahora también ama más, en igual medida que su anterior dominado y de esta manera se logra una especie de “equilibrio de amor” donde ambas consciencias están en igual condición. Para mí de eso se trata amar, de dar y recibir amor en igual medida, siendo ambos iguales el uno para con el otro. No tiene porque haber un “superior” porque si hablamos de amor, no hablamos de “competencia” o manipulación. Hablamos de amar al otro, en la misma manera que el nos ama. No más, no menos. 

lunes, 7 de julio de 2014

Inestable

De un día a otro, de un momento a otro, él, mi novio (que extraño se siente todavía decirlo), cambia por completo su personalidad. Es capaz de pasar de ser la persona más tierna, comprensiva, simpática e inteligente, al pelotudo más forro y egoísta de toda la humanidad.
Una vez por semana, su histeria masculina sale a la luz junto con sus incontables contradicciones, acá van algunos ejemplos textuales de cómo es él en modo “normal” y en modo “basura”:

Normal: “Te quiero ir a abrazar ahora nenu, te extraño”
Basura: “Si lloras por teléfono te corto, sos insufrible” / “Andate de mi casa no te soporto”

Normal: “Cuando nos vemos? Qué podemos hacer?”
Basura: “Si vos no me decís que querés hacer no nos vemos, porque yo no voy a proponer siempre” (no propone siempre)

Normal: “Bueno, está bien, prometo ir a ver la película esa, pero por vos”
Basura: “Sabes que odio ir al cine, no pienso ir a hacer algo que no me gusta porque vos quieras”

Normal: “LLamame cuando quieras amor”
Basura: “A quién carajo se le ocurrió que hablemos por teléfono?”

Normal: “Que te diviertas amor, pasala lindo”
Basura: “Y como no voy a desconfiar de vos si te comiste a 439, sos una trola”

Podría seguir y seguir la lista, pero la verdad que me deprime.
Es tan raro… Y me siento tan idiota. Jamás entendí a la gente que se deja basurear así y sigue ahí atrás del otro como unos pelotudos, hasta ahora que lo estoy viviendo…
Sinceramente, si hiciera un balance son lejos mucho más intensas las veces que llore como una pelotuda fracasada sola por él y sus acciones, que las veces que me fui a dormir completamente feliz.

Ahí está mi problema, que él sea un egoísta bipolar es el suyo, pero el mío es no poder parar y dejar toda esta cosa enfermiza. Lo amo, no me imagino sin él, pero tampoco quiero o merezco todo esto cuando al inútil “le viene”. Tampoco lo sé manejar, porque si sus rayes se basaran en cosas puntuales que haya hecho yo, serías mucho más fácil… Pero la realidad es que son de la nada, en un minuto te dice que no quiere pelear y al otro “algo me genera ganas de pelearte”. No sabe que quiere… Y ven acá de nuevo una idiota enamorada, empecé a hablar de mi problema y volví a hablar de los suyos, no me soporto, empiezo a pensar que a lo mejor yo me siento tan para el culo conmigo misma que de alguna forma “dejo” que él me trate como quiera. No logro encontrar un punto medio en mi vida sentimental: o soy la forra hija de mil puta, o soy la pelotuda que se deja forrear por un imbécil.

Me hacen mierda estas situaciones, mi idea de una relación no es llorar una vez por semana fija porque mi novio es un histérico bipolar que no sabe qué quiere, o mejor dicho, que sabe qué quiere pero cambia eso que quiere cada media hora.
Esto es peor que estar sola. Estando sola lloraba una vez al mes, promedio,  dependiendo de MIS estados de ánimo, por sentirme la hermana perdida de Bridget Jones. Ahora lloro una vez por semana, por los estados de ánimo DE un pibe. Y cada vez que en mi mente suena un “Si te trae más conflictos que beneficios y tanto mal te hace, mandalo a la mierda” Otra parte de mi sale y dice “Lo necesito, no quiero estar sin él”. “No me merezco esto, pero no lo quiero dejar” Parece una frase de una reverenda pelotuda, y lo es, porque es mía. Pero no puedo entender como cabe en mi mente ese “no lo quiero/ no puedo dejar”.


Me convertí en todo lo que siempre critique, soy una gila más, entre tantas minitas, cuyos estados de humor no dependen de sí misma, sino de otro, que en lo que mayormente piensa es en él y cómo poder estar mejor, que lo extraña todo el tiempo, que se banca forreadas y se calla cosas para no pelar o hacerlo sentir mal, que vive revisando sus redes sociales y se pone mal si no me habla o no me stalkea, que se echa la culpa de hasta la cosa más pelotuda porque no quiere discutir sino reconciliar, que por más que sea un forro de mierda, lo querés igual y bancas hasta la peor forreada como una completa sumisa inútil  con tal de no perderlo, pero no te das cuenta que no perdiéndolo a él, te estás perdiendo a vos.

domingo, 6 de abril de 2014

Cíclica

Después de tanto llegó alguien especial. Después de millones de llantos, dudas, dramas, histeriqueos, desilusiones, etc. Al fin llego ese “clavo” que sacó al anterior. Y apareció de la nada, diría casi que de un momento a otro, como se fue…

Confié: En él plenamente, no tenía ese miedo a “salir lastimada” que tanto nos ataca, al contrario yo tenía miedo de lastimarlo a él. Me mostré tal cual soy. Cada detalle, por más mínimo que fuese, él lo sabía.
Afronté: Casi todas mis mayores fobias al compromiso por él,  acepté estar juntos por la calle, ir de la mano, que su familia sepa de mí, y la mía de él.
Cambié: Muchísimas actitudes mías: Prometí fidelidad sin ser nada y cumplí. No lo use para tener relaciones y después descartarlo. Lo respeté, y lo sigo haciendo controlando todo mi odio en este momento para no decir cosas hirientes o que estén de más sobre él. Siempre le dije la verdad de todo, e incluso me gasté en dar hasta la explicación más inútil sobre cualquier boludes que se le cantaba saber. Le contestaba rápido y sacando excepciones, bien.  Reconocí muchísimos errores, o enojos míos y trate de explicarle siempre los suyos de la mejor manera posible (que pude), para no pelear. Pero él siempre entendió al revés las cosas…
Acepté: Todas sus quejas diarias por hasta las cosas más pelotudas que le pueden pasar a una persona en su vida cotidiana. Una especie de artesanía de metal con forma de bicicleta color violeta, que decía “Agus, te quiero”(NO SE ANDAR EN BICICLETA Y ODIO EL COLOR VIOLETA).
Discursos reiterativos sobre “lo mal que estamos todos en el mundo, menos él que tiene la razón siempre”. Su lentitud, para todo. Sus miedos o dudas basados en ninguna experiencia. Todas sus críticas y opiniones malas de cada cosa de mi vida, pasando por la idea de hacerme un tatuaje hasta mis prioridades en una relación…
Sus horarios extra ocupados, donde siempre había espacio para todo menos para mí… O mejor dicho, yo tenía dos horas, a lo sumo tres, que “sobraban” de su día. (Aclaración: Con esto NO me refiero a que el pibe no tenga vida y sólo tenga tiempo para mi… Sino a que, si queres a alguien y te importa, deberías darle el espacio que se merece ocupar en tu vida.)
Su egoísmo, aunque jamás lo va a reconocer, siempre pensó en su beneficio o su comodidad, sus tiempos, sus prioridades, sus todo.
Demostré: Todos los días lo que sentía, (siento) por él. Creo yo que no hubo un momento en el cual el haya podido pensar “no le importo”, “no me quiere” o algo así…

Y TODO ESO SABEN QUÉ?... NO SIRVIO PARA NADA.  (A partir de acá, me enojo y todo tiene meno sentido…)
Mi orgullo me está pegando literalmente un piña por esto que voy a escribir, pero él, ME DEJÓ.
De un día al otro, de una hora a la otra, él “perdió el interés” (si es que alguna vez lo tuvo).
Sin importarle un carajo todo lo que vivimos, todo lo que yo hice por él que fue más que lo que él hizo por mí. Está bien, reconozco y tengo re mil asumido que soy una forra del orto, putita histérica de mierda. Pero todas mis histerias y enojos, fueron por errores tuyos pelotudo.
 ME CALMO.
Su explicación a todo, es que “por ahora perdí el interés”.

 (Analicemos: “Por ahora” Estas dos palabras que se las meta en donde no le llega el sol. Quién te creíste que sos imbécil para manejar la disposición de los demás?
“Perdí el interés”: Con esto se refería a reconciliar las cosas. Pero yo lo tomo como que perdió el interés en mí, porque es lo mismo. Pero ojo chicos,  dijo “por ahora” el histérico de mierda.)
Cuestión, la discusión había iniciado porque yo reclamaba tiempo, que creía que me merecía en su vida, a lo que él rey del egoísmo no supo cómo afrontar y decidió, su propio beneficio, el camino más fácil. Terminar todo, sin tener ni dos segundos en cuenta NADA MÁS QUE ÉL. Igual, ya es obvio que no me quiso ni le importe jamás. Sino que creyó quererme. No me hablo desde el día en que me  dejo, POR WHATSAPP. Porque claro, los huevos bien puestos, nunca los tuvo.

 Supongo que es así… La vida es cíclica, un día estas abajo y empezas a subir, pero cuando estas arriba, disfrutas unos minutos, y de pronto todo gira de nuevo… Y acá está, de nuevo abajo, con un sin fin de cosas que te “aplastan” y con menos ganas de volver a intentar estar arriba…



lunes, 21 de octubre de 2013

¿Soltar el pasado?

¿Cómo se suelta el pasado? Ojala supiera como. Porque, sin dudas, soltar todo lo que paso, todo lo que vivimos, todo lo que “fuimos”, es lo que más necesito.
Muchos dicen que “Un clavo, saca otro clavo” y que esa es la mejor manera de olvidar. Reemplazar. Pero qué sucede si pasan los años y nunca viene un clavo que genere en una misma todo lo que el anterior generó?
Quiero decir, se puede soltar un pasado solo porque si?  Sin algo por lo cual soltarlo, más que una esperanza, basada en la idea de que “cosas mejores vendrán”?
Es posible dejar algo atrás sin un motivo real, concreto, existente, de que el futuro es lo mejor?
Y lo más importante, se puede dejar el pasado, teniendo tantas dudas y preguntas sin respuestas de lo que paso, siendo todo inconcluso y sin un cierre?
La respuesta a todas esas cosas es NO.
Es como intentar salir de una habitación sin puertas ni ventanas. Creo que nuestro pasado no termino. Porque nunca, ninguno de los dos, fue del todo honesto y sincero con el otro. Jamás nos expresamos todo lo que sentíamos, o al menos yo no lo hice, jamás me fue frontal y yo nunca me anime a pedirle que lo sea.

Mi orgullo me ata a mi pasado. Si yo tuviera menos orgullo, tendría el valor de humillarme aunque sea por diez minutos, hablarle y preguntarle todas estas cosas que siempre quise saber. Estoy tan harta de todo esto, son años de dudas y dudas, de momentos, de emociones y sentimientos, de teorías mías, teorías de mis amigas, teorías de todo el mundo. Tengo todas las versiones de media ciudad sobre nosotros, menos la de él. Y la verdad ya no soporto todo este asunto, necesito y quiero dejarlo ir. Una parte de mi sabe que él no es para mí, que yo no soy para él y que nunca funcionaríamos juntos. Pero la otra sigue empecinada en querer saber todas sus versiones, toda su historia para poder seguir. Y mientras no la sepa, nada va a cambiar. Si yo supiera su versión de las cosas, hoy todo sería distinto. O sea, estariamo juntos, o separados, pero separados por un motivo al menos.

Llegue al punto en que no sé qué hacer, si obligarme a meterme el orgullo en donde no me llega el sol, acercarme a él, perder toda mi dignidad y pedirle respuestas, o si debo auto obligarme a cambiar y aceptar que a veces las cosas terminan inconclusas, y que jamás voy a saber qué pasó todos estos años desde su punto de vista.
Perder (orgullo) y quizás poder ganar (respuestas). O solo resignarse y esperanzarse (sobre nada)  con que mañana alguien más aparezca? Más preguntas. Menos respuestas.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Balance Marzo/Septiembre 2013 (Parte 2 Confusión)

Definitivamente la frase “todo vuelve” es la pura verdad. Él siempre vuelve. Y este año no iba a ser su excepción. 
Como siempre después de haber estado juntos en Febrero, mi parte dramática y trágica creyó que era el fin. Que nunca más él iba a volver. Pero como siempre, me equivoque.
No voy a contar detalle por detalle como siempre, pero en resumen, el me siguió mandando cosas ya sea vía DM, Whatsapp, Line, o como sea, por supuesto cuando digo “cosas” no me refiero a palabras o propuestas puntuales… ¿Qué se puede esperar del hombre con menos huevos en el mundo, más que un montón de letras sin sentido, o vueltas y más vueltas y nada concreto?
Como siempre dejo pasar unos meses para aparecer de manera virtual en mi vida.

Siempre es igual, me busca, si yo respondo, da vueltas y vueltas, hasta que termino yendo a su casa con la ilusión de tener sexo desenfrenado, hasta que caigo en razón de que con él eso es imposible, llego a su casa, monta una escena de idiotez absoluta, hablamos hablamos hablamos hablamos, se pone mal, yo quedo como desconcertada, intentamos tener relaciones, pero son tan malas que termino peor que cuando llegue, él vuelve a querer hablarme, me reprocha cosas de los últimos meses (todo a su estilo poco frontal y sutil), yo me harto, lo hago quedar como un pelotudo, me voy. Me habla por unos días seguidos hasta que le dejo de responder. Deja pasar 3-4 meses, vuelve al principio...
Empecé terapia hace unas semanas y me sirvió mucho para entender mi “relación” con él.
Él me quiere, sin dudas, me quiere. Pero no tiene la madurez suficiente como para volver de una manera digna y por eso hace todas las idioteces que puede y están a su alcance, desde mandarme letras por el celular, hasta saber que estoy en un kiosco y aparecer para “comprar chicles”, empezar a hablarse con chicas que alguna conexión conmigo tienen, por el solo hecho de figurar y obtener mi atención por un rato. (No soy una egocéntrica que se cree el centro de la vida del loco, sino que realmente estas situaciones o cosas similares se vienen repitiendo desde hace años y al conocerlo tanto, ya se todos sus movimientos y sus porqués)
Suena tan enfermo de su parte todas estas cosas, pero son reales. Es su manera de supongo yo, querer estar cerca.

Pero, si yo sé lo que siente, por qué no me acerco yo?  No me acerco porque no quiero.
Imagine muchas situaciones, en las cuales él era frontal conmigo (algo que nunca va a pasar de verdad). Y lo raro es que ni imaginándomelo, diciéndome exactamente todo lo que yo quisiera que me diga, quiero estar con él.
Y acá viene la parte que no entiendo… QUE CARAJO QUIERO YO?
Obviamente yo jamás estuve enamorada de él. Aunque si fue lo más cercano al amor que sentí. Digo que no lo ame nunca, ni lo amo, por todas las cosas que le hice. Y que realmente no me arrepiento de ninguna.
Creo que lo que  único que me atrae de él es que siempre estuvo ahí, me refiero a que siempre el quedo como un boludo, siempre él fue el que quiso más de los dos… Me estoy dando cuenta que todo este tiempo, confundí amor con capricho.
Pero me vuelvo a ahogar en mi vaso de agua, y me pregunto… Si él es nada más que un capricho, puede durar tanto? Y chau, se me caen todas las teorías sobre mis sentimientos y vuelvo a lo mismo, vuelvo a no saber que siento por él.
 Que quiero? Realmente quiero estar con él? Y si no quiero estar con él, por qué me afecta tanto su sola presencia? Por qué me moviliza de esta manera? Por qué hace ya dos años vengo “cargando” con este pelotudo? Qué tiene él que me gusta? Si cada vez que lo pienso solo le encuentro defectos en todos los aspectos que puede tener una persona…
Sinceramente, no me banco. Es más fácil comprender a cualquier persona en el mundo que a mí misma. Soy tan inconformista, tan insufrible y rebuscada. Que nunca llego a tener una teoría sobre mis sentimientos que dure más de dos días.  Espero en estos 5 meses poder tener una respuesta concisa a esas preguntas que me hago sobre lo que siento hacia él… Me da miedo el hecho de que, si me doy cuenta de que realmente lo quiero por ahí cuando yo caiga, ya sea tarde…


Y si no era suficiente con todo eso, vuelve a aparecer en mi vida un pibe con el cual estuve obsesionada toda mi pre adolescencia… Y ahora que lo volví a ver, es como que retrocedí 321963713261351 kilómetros y vuelvo a obsesionarMejor dejo de escribir acá. 

Balance Marzo/Septiembre 2013. (Parte 1 - Crecer)

Siete meses sin escribir. Siete meses sin expresarme de la mejor manera que sé.
Como siempre tengo una cantidad sin fin de sentimientos y emociones encontrados, que se hizo tan grande, que ahora no sé por dónde empezar…
Creo que lo mejor sería hacer una especie de “balance”, de lo que va de este 2013, que tanto me cambio a mí, a mi entorno y en sí, toda mi vida.

Ya no soy la misma. Si bien, tengo mil cosas que no cambie, algo en mi es distinto. Esto distinto en mí, se llama “Crecer”. Para mi crecer es abrir nuevas puertas. Es ver, escuchar, aceptar y comprender a otros, pero nunca dejando lo que una misma siente de lado. Es aprender de los errores y tener la voluntad de seguir a pesar de las fallas.
Crecer es dejarse ser. Y dejar ser a los demás.  (Me cuesta un poco todavía esta parte).

Terminar la secundaria es lo que hizo este cambio en mí. Mejor dicho, no es “terminar la secundaria” lo que me cambio. Haber finalizado una etapa, tan importante en la vida es lo que, por así decirlo, “a la fuerza” me hizo crecer y ver el mundo con otros ojos.
Se cerró una etapa. Pero se abrió la puerta de MI vida.  Me refiero al hecho de poder elegir, de poder conocerme más, de tomar mis propias decisiones importantes, seguir realmente lo que siento y no hacer nada por obligación o imposición.
 Cuando termine la escuela, sentí por un lado un enorme alivio. Una alegría inmensa de poder sacarme ese uniforme, ese disfraz de “nena” de escuela católica, que tenía que fingir o mejor dicho, ocultar o guardarse opiniones sobre lo mierda que me parecen la religión y la iglesia, o muchas otras ideologías, por el solo hecho de pertenecer a esa “comunidad”, (como ellos le dicen), de incompetentes que conformaban los docentes, directivos, o gente grande de mi colegio, donde todos se hacían la buena gente y muchos eran en realidad la peor mierda…
Sentí una total libertad, al fin había llegado el momento de hacer lo que quiero, lo que me gusta y nunca jamás volver a tener que bancarme, por ejemplo, a un tipo que, rosando los 60, se creia vivo por menospreciar los ideales de sus alumnos de 13 a 18 años. O  nunca más tener que tocar nada relacionado con los números, lo cual me genera un total rechazo…
Pero por otro lado, estaba lo malo de terminar la escuela… Ya no iba a ver a mis amigos todos los días. Cada quien tomaba su camino, con sus proyectos y era obvio que eso nos cambiaria.
Todavía se me hace muy difícil el hecho de no saber todo de la vida de mis amigas como antes. Esto de estar colgadas, distantes, o ya no pertenecer a un lugar en común, es algo que cuesta asimilar, pero que es parte de la vida.
Igual pienso y sostengo que la esencia de las personas jamás cambia y que cada vez que hablo con alguno/a los siento tan cercanos como siempre.

La facultad me ayudo a reflexionar bastante sobre todo. Me abrió demasiado la cabeza, tanto, que me di cuenta que mi lugar en el mundo no estaba adentro de la Facultad de Psicología como creía. Y por eso decidí dejar. Aunque adoraba realmente todos los manejas facultativos, desde ir en el colectivo, estar en el enorme y tan hermoso predio que es La Siberia, la facu de psico, ahí primera, siempre impecable, con tantas personas tan distintas entre sí, un mundo nuevo, del cual estoy orgullosa de haber conocido y haber sido parte, al menos por estos meses que pasaron…
Y si tan contenta estaba por qué deje? Porque estaba ciegamente feliz con el ambiente, con el lugar, con la gente y no con lo que es la carrera. Como dije antes, me conocí un poco más a mí misma y esto me llevo a darme cuenta que no quiero, ni tampoco puedo, sentarme toda mi vida en un consultorio con gente contándome sus problemas, que realmente no me importan. Que lo mío no es solo escuchar y analizar. Que además de eso, para sentirme completa necesito opinar, decir, hacer saber qué es lo que pienso acerca de las cosas que pasan. Y en la profesión de psicóloga solo te enceras a “dar a entender”, (que no es lo mismo que “decir”), a tus pacientes cosas sobres sus vidas, que ninguna redundancia tienen en la mía.
Me costó mucho dejar la carrera, porque siempre pienso demasiado en el qué dirán. Pero la vida se basa en tomar decisiones que nos hagan bien  y no en aparentar cosas para que los demás crean que estamos haciendo las cosas bien.


Tengo los próximos 5 meses, pura y exclusivamente para dedicarlos en mí. Y me encanta esto. Siento que este tiempo me va a servir para descubrir un par de cosas que me faltan entender/descubrir.
Dije 5 meses, porque quiero empezar otra carrera el año que viene, Periodismo. Elegí esta carrera porque se basa en opinar, en expresarse, en debatir, en difundir lo que uno cree. Y no hay nada que me guste más que mostrar lo que pienso a otros. Y que quizás, gracias a mi palabra, otros puedan ver las cosas, de las cuales todos somos parte, de manera distinta. 

lunes, 18 de marzo de 2013

Merezco.


Este fin de semana, fue uno de los más extraños e impulsivos de mi vida.
El viernes a la noche salí con Mariano, (si, estoy escribiendo sobre vos, sentite importante). Él es, sin dudas, todo lo que una chica puede querer, es el pibe perfecto, es inteligente, lindo, simpático, sociable, siempre te hace reír, es tierno, es atento, comprensivo, es sincero y frontal, si vamos a lo superficial se viste bien, tiene auto y vive solo. Es el ideal de toda mina. Menos el mío. Jamás en todos estos años logre “enamorarme” de él. Siempre lo use. Cuando me agarraban esos ataques de “necesito un novio”, cuando necesitaba una opinión masculina, cuando tenía ganas de ir al cine, o a tomar algo y también cuando tenía ganas de tener relaciones. Como yo también soy demasiado directa, él siempre supo que lo usaba. Y aunque sus sentimientos hacia mí no eran los mismos (es decir, a él le importo posta) siempre acepto mi manera de “quererlo”. Él acepta que lo use, porque sabe que si no, me pierde. Suena re egocéntrico y soberbio esto que escribo pero es tal cual como son las cosas. Es la relación más clara y sincera que puede haber, los dos siempre fuimos muy frontales y ninguno jamás se guardó nada.
En fin, salimos, paseamos por la ciudad, fuimos a su casa, estuvimos juntos (y en eso también es perfecto), me subió fiebre me cuido, me hizo una Bayaspirina C caliente (me pagan por el sponsor) y dormimos abrazados y todos tapaditos. Después a la mañana me llevo a mi casa y me dijo: “Agus, yo no voy a llamarte, no voy a mandarte nada, porque siempre que me quise acercar me dejaste de cara. Entonces, hagamos así, cuando vos quieras verme, usarme o estar conmigo para lo que sea, háblame. Sabes que jamás voy a darte vueltas o histeriquearte al pedo. Yo te quiero, demasiado, pero vos a mí no y ya lo se hace bastante no tenes que fingir nada”. Posta, “es tan perfecto que asusta”.
El sábado, salimos con las mejores amigas que alguien puede tener en el universo a la Fluvial. En la previa estábamos como siempre híper ebrias, todas. En el boliche me encontré con un chico, con el que yo estaba cuando era más chica. Era un pique de boliches. Me dijo si me quería ir con él. Soy una puta. O para no bardiarme soy impulsiva… Prácticamente no lo conozco, no me gusta tanto, pero algo en mi quería irse con él. Entonces seguí como siempre mis sentimientos, y me deje llevar. El loco era muy tierno, muy meloso, me llevaba de la mano por la calle, y me decía cosas así romanticonas, a los cual yo respondía con mis respectivos desplantes de pendeja despechada. Por ejemplo: “Te juro Agus que es como que aunque solo estábamos así en boliches, vos sos como esos piques que uno no se olvida, siempre me gustaste demasiado”. –“No es necesario que me mientas boludo, o sea ya estoy acá, voy a estar con vos con chamuyos o sin chamuyos.” Y el pibe seguía con sus cursilerías, aunque debo admitir, en el fondo, me gustaron.
Llegamos a su casa, me divertí demasiado, la pase muy bien, me sentí comodísima con él. Me respeto, me cuido, me entendió, todo.
Hasta que en un momento, mientras estábamos haciéndolo, deje de pensar en donde estaba y con quien estaba. Y pensé en él. No en él, el chico con el que estaba. Sino en MI él. En el infradotado mental al cual está dedicado más de la mitad de mi blog. Me sentí tan mal en ese momento. Igual paso. Después estábamos hablando de que el chico con el que estaba, tiene novia (se me hace muy tentador que así sea). Y para no romper con mi rutina de absoluta minita, y además porque él me pregunto, le resumí mi historia de “”””amor”””. El loco me hizo darme cuenta de las mil y una cosas con lo que me dijo. Ame su comprensión. “Tenes que empezar a querer a otros y dejar que esos otros te quieran, porque por lo que me contas, ese loco no vale nada, aunque te quiera y vos también”.
Me abrazo, me seguía besando, y me deje querer, como él me dijo. Dormí abrazada y haciendo cucharita con un casi desconocido, que tiene novia. Al otro día no despertamos me hizo de desayunar, y me llevo a casa. Chico perfecto número 2.
Ayer domingo, mi mente daba vueltas y buscaba reflexiones, respuestas a cada pregunta nueva que me iba surgiendo. Por qué mierda sigo tan enganchada con un chabón que no vale ni la mitad de lo que valen estos dos chicos con los que estuve el fin de semana? Los dos eran la perfección. Me sentí tan valorada estando con ellos. Tan respetada, tan querida, tan todo lo bueno que se les venga a la mente. Y jamás, pero jamás llegue a sentir eso completamente con él…Pero si nunca sentí eso, porque estoy tan aferrada a él, porque siento que aunque los otros me puedan llenar en mil cosas, siempre me queda un espacio vacío? Nunca llego a estar feliz con otro del todo. Pero tampoco logro estarlo cuando estoy con él.
O sea, con él una nunca está bien. Siempre una histeria, una vuelta nueva, un enojo estúpido, mal sexo, si no se le para porque llora, no hace una previa (sexual obvio), no se anima a arrancar una situación sexual, en sí, es alto inútil. Pero yo lo quiero. No sé el porqué, pero lo quiero.
Y es como que quiero decir basta, cortala Agustina, deja de querer a esta putita histérica del orto de la cual, admitámoslo, te enamoraste, y empezá a quererte más a vos, a hacerte respetar, a hacerte valer, a estar con pibes que si valgan la pena, porque a pesar de que tengas mil defectos, sabes que mereces algo mejor que él. ( Mi yo positivo, habló.)

Es bueno darme cuenta de que merezco y quiero algo mejor. Pero siento en mí, este miedo de:
 ¿Y si encuentro alguien mejor, pero ese alguien, nunca logra llenar el espacio que él solo puede llenar?

Continuará….

jueves, 14 de febrero de 2013

Otra vez. (San Valentín)



Y acá estoy, sola, llorando, volviendo a agregarle otro capítulo más a esta historia de mierda, que espero hoy, poder darle un fin.

Él volvió. Me hablo por MD, después por Whatsapp, durante las 5 noches de este fin de semana de Carnaval. Me invitaba a su casa después de bailar. Lo re contra boludie, como hice siempre. Hasta que a la cuarta noche, me deje llevar…
Y ahí estaba de nuevo, a las 7am del 12 de Febrero, yendo, a esa casa, su casa.
Apenas me abrió la puerta no podía creer que estuviera ahí, con él, de nuevo, después de un año casi exacto sin tocarnos, sin besarnos, sin si quiera hablar cara a cara. 

Lo hicimos, pero como siempre con él, no fue la gran cosa. No fue lo que esperaba. No hubo ni “previa”. Fue solo sexo, no me calentó, no sentí, no pensé en el mientras lo hacíamos. ¿Por qué? No tengo idea, simplemente, me salió así en ese momento.
Cuando el término, porque honestamente yo nunca llegue a nada, se quedó como 3 minutos de reloj arriba mío sintiendo mi perfume y dándome besos.
Se acostó al lado mío y me dijo “No sabes la cantidad de cosas que se me pasaron por la cabeza” – “¿Qué cosas?”- “Nada, nada deja…” Y no quise insistir, por miedo, inseguridad. No sé.
Después hablamos de cualquier cosa, como si fuéramos amigos, sentados, distantes, vestidos. Sin besos, abrazos, mimos, o lo que sea. Me reprocho todos mis desplantes y cantos en boliches en su contra. Dijo que él me chupa un huevo a mí y que mis amigas lo hacían sentir un idiota porque siempre lo trataron mal (Gracias chicas). 

Paso un tiempo y era como que yo ya no lo escuchaba, ya no le prestaba atención, estaba confundida, no entendía que hacia ahí, si estaba feliz ahí, o no. Entonces después de una hora y media juntos. Decidí irme. Me despidió con un beso en el cachete. Y después me hablo por wa. Y ahí cuando llegue a casa, descubrí, que él me gustaba, que lo quiero, pero que hay algo que no me cierra, estaba desconcertada y desilusionada.

 Así todo el día siguiente seguimos hablando, hizo un par de sus escenas de celos e indirectas y le mandamos una foto con mis amigas tocándome la panza que decía “Con las madrinas de la nena” me respondió, y lo deje ahí. No me volvió a hablar, entonces, anoche dije voy a sacarle un tema, y justo vi que twitteo que estaba viendo “Amigos con Derechos” y le hice un chiste comprándolo con Ashton Kutcher, a lo que él solo respondió “Jajaja”. Y yo respondí, “Sos de simpático, chau”. 

Sé que sí, cuento todo esto así, sin todas las cosas bien detalladas, pareciera como que no me quiere ni un poco y nuestra historia esta solo basada en mis pensamientos e imaginación. Pero no es así. 

Él, mis amigos, mis familiares, todo tachero que me ha llevado y hasta algunas de sus ex. Coinciden con que nuestro problema es que él me quiere, pero yo lo “inhibo” no se anima a enfrentarme con lo que de verdad siente por miedo a que yo lo rechace. A ver, por si no me conocen, soy una forra. Sobre todo con él. Lo basureo un 80% de las conversaciones, ¿Por qué? Por miedo a que él no sienta lo mismo, a que me rechace, o me boludie, pero sobre todo, miedo a sufrir. Jamás, pero jamás, ningún hombre me hizo sufrir directamente. Siempre fueron más “cosas de mi poder de maquinación” que hechos reales. Siempre fui la infiel primero, siempre los deje, jamás me dejaron. Siempre los use, a todos. Mi orgullo es más que yo. Me cuesta hasta dejarlo por él o incluso por gente a la que amo más.
Pero hoy, en otro día de San Valentín, que pase con amigas, con cero romances, viendo películas como Sex And The City, sola. A él se le da por twittear: “ La mínima esperanza de que llegue ESE simple mensaje y nunca llega...” Y ahí salieron todas mis lágrimas que no salían hace mucho…Por lo menos no por él.

Obviamente no es por mí, porque le mande eso anoche y me forreo como el mejor. Pero a ver putita histérica del orto, si no es para mí, si no me queres, si no te importo una mierda, POR QUE CARAJO VOLVES CONMIGO SI LE DIJE A TODO EL MUNDO QUE NO SE TE PARO ESA VEZ Y QUE LA TENIAS CORTA, SIEMPRE TE FORRIE, TE BOLUDIE, Y TE HIZE, HAGO Y HARE QUEDAR COMO UN PELOTUDO, SIEMPRE VOY A GANARTE TODA DISCUSIÓN. (Egocéntrica mode on). 
No pero de verdad, siempre lo hice quedar en ridículo. Nadie perdonaría algo así. Salvo que quieras mucho al otro. Y aunque, claro está, que a él le importo y me quiere. Dedica cosas para otra, me contesta seco y se pone en víctima. ¿Por qué? PURA Y UNICAMENTE, PORQUE SOS UNA PUTITA HISTERICA. PORQUE SOS UN PENDEJO, QUE NUNCA SUPO, NI SABRA QUE MIERDA QUIERE. 

Y les juro con la vida, que hoy me encantaría poder decir, basta, chau, es el fin, pero sé que me es imposible volver a estar lejos de él y a él lejos de mí.

martes, 18 de diciembre de 2012

La historia sin fin



Me siento como una reverenda pelotuda. No puedo ser tan idiota, tan ilusa. Y llueve, me deprime más.

Volvimos a hablar. Mejor dicho, le volví a hablar, tire todo mi orgullo y puse todo mi valor y le hable por Whatsapp. La conversación fue de lo más fluida, mejor de lo que yo esperaba que fuese, me dijo que le “parecía raro” que le hable y le dije que le hablaba para pedirle perdón y que quede todo bien entre (me da ganas de llorar decir la siguiente palabra) nosotros. Después de eso no paso mas nada, lo vi otras veces pero no nos saludamos, me miro y lo mire de lejos. 

Hasta este sábado. Yo iba felizmente ebria por el boliche con una de mis amigas, entonces nos cruzamos con él,  me agarra del brazo y me saluda. En ese momento no entendía NADA, no lo podía creer. Y salí corriendo y empecé a gritar, saltar y a ponerme como una enferma pelotuda mental de la vida que merece que le peguen con una sartén por boluda.

Casi al final de la noche yo estaba hablando con un amigo y vemos que pasa él, bieeeeeeeen por al lado nuestro y va a hablar con un amigo y le dice “Ya fue boludo, no me va a dar bola. Mira esta con ese”. (Aclaro que esto lo escuchamos porque justo pararon la música para que hable el loquito del boliche). Admito que escucharlo decir eso y verlo ahí medio mal, depresivo y que los amigos lo apapachen, lejos de darme lastima, me dio ganas de hacerle peor, y mi amigo que estaba ahí conmigo era perfecto para ayudarme a que él sufra. (Todavía no entiendo porque me gusta hacerle mal, histeriquearlo así). Entonces, con mi amigo empezamos a fingir una pelea, como si fuéramos algo, a todo esto él sus amigos y amigas miraban híper atentos la situación. Después hicimos como que nos amigábamos y nos dábamos las manos, y fingimos como que nos dábamos un beso, no se como se habrá visto de afuera, pero internamente no paso nada real. Seguido a esto él se pone a abrazar a una amiga suya a la par nuestra y por ahí me mira fijo, varios segundos, y me hace un “pucherito”. Si, es un enfermo mental, que carece de neuronas y de pelotas.
Cuando nos fuimos con mis amigas, le mande un Whatsapp, que decía “Idiota”, soy una tierna, lo se. El me empezó a responder, me hiso una escenita de celos, me tiro indirectas, y me invito a ir a su casa, después dimos vueltas de ambas partes y yo ya había llegado a mi casa y como alta pelotuda de la vida, me quede dormida. Al otro día me desperté y tenía 3 llamadas perdidas y 15 mensajes de wa nuevos. “Seguro te quedaste dormida”, “Eiiiiiiiiiiiiiiii, veniiiiiiiiii”, “Ohhhh, loco ves que sos vos” y un montón de letras sueltas como para que me suene el celular. 

A la noche le volví a hablar y hablamos por horas, aunque la conversación se baso en sexo, peleas, vueltas, bardeadas entre nosotros. Me dijo que se iba a dormir tipo 4am, y no le respondí nada a eso. A las 7.30am me suena el celular de nuevo y era el que me mando un “Lentaaaaaa!!!!” O sea se despertaba para insultarme, el muy inservible. Conchudo, no se te para ni con 5 viagras, ahora que viene Navidad pedí las pelotas que te faltan, lento del ojete.
Y bueno, nada después stalkeando un poco su Twitter vi que él y digamos la actual twittearon lo mismo. Y después ella desde el Twitter de él puso “Te amo mucho, (nombre de la chica)” y cosas pelotuditas, que es obvio se las twittea ella. Y ahí AUCH. Y ahora deben estar garchando. Auch 2. Tengo abiertas dos pestañas una con su Twitter y otra con el de ella. Patética. Enferma. Pelotuda.

Volví a caer en su red. No lo logro entender, entiendo que me estas pelotudeando, pero no entiendo porque me seguís tanto las conversaciones, por qué me querías ver, por qué me miras así, por qué haces todas unas terribles escenas cada puta vez que de casualidad nos cruzamos por  vida, si estas con otra. Si supuestamente, “la amas” y ella te ama. Por qué me haces esto, por qué le haces esto a ella, y quien sabe si a tantas más. Por qué esto nunca tiene un fin concreto, porque mil veces dije ya esta ya fue y sigo pensando en vos, y vos me ves y te quedas ahí merodeando viendo que hago y dejo de hacer como si yo te importara, y te doliera cada cosa que hago y dejo de hacer.  Por qué nunca fuiste directo, sincero, y un poco hombre. Por qué a pesar de los 9 meses sin casi vernos y obvio no hablarnos, seguís logrando generar todo esto en mi, solo por vos sufro, solo por vos lloro, solo por vos me pongo realmente feliz (en cuestiones amorosas, obvio) y no, no es que soy una virga que no hubo otros en el medio. Silos hubo y los hay. Pero vos. Solo vos… Haces que yo sienta realmente.