domingo, 6 de abril de 2014

Cíclica

Después de tanto llegó alguien especial. Después de millones de llantos, dudas, dramas, histeriqueos, desilusiones, etc. Al fin llego ese “clavo” que sacó al anterior. Y apareció de la nada, diría casi que de un momento a otro, como se fue…

Confié: En él plenamente, no tenía ese miedo a “salir lastimada” que tanto nos ataca, al contrario yo tenía miedo de lastimarlo a él. Me mostré tal cual soy. Cada detalle, por más mínimo que fuese, él lo sabía.
Afronté: Casi todas mis mayores fobias al compromiso por él,  acepté estar juntos por la calle, ir de la mano, que su familia sepa de mí, y la mía de él.
Cambié: Muchísimas actitudes mías: Prometí fidelidad sin ser nada y cumplí. No lo use para tener relaciones y después descartarlo. Lo respeté, y lo sigo haciendo controlando todo mi odio en este momento para no decir cosas hirientes o que estén de más sobre él. Siempre le dije la verdad de todo, e incluso me gasté en dar hasta la explicación más inútil sobre cualquier boludes que se le cantaba saber. Le contestaba rápido y sacando excepciones, bien.  Reconocí muchísimos errores, o enojos míos y trate de explicarle siempre los suyos de la mejor manera posible (que pude), para no pelear. Pero él siempre entendió al revés las cosas…
Acepté: Todas sus quejas diarias por hasta las cosas más pelotudas que le pueden pasar a una persona en su vida cotidiana. Una especie de artesanía de metal con forma de bicicleta color violeta, que decía “Agus, te quiero”(NO SE ANDAR EN BICICLETA Y ODIO EL COLOR VIOLETA).
Discursos reiterativos sobre “lo mal que estamos todos en el mundo, menos él que tiene la razón siempre”. Su lentitud, para todo. Sus miedos o dudas basados en ninguna experiencia. Todas sus críticas y opiniones malas de cada cosa de mi vida, pasando por la idea de hacerme un tatuaje hasta mis prioridades en una relación…
Sus horarios extra ocupados, donde siempre había espacio para todo menos para mí… O mejor dicho, yo tenía dos horas, a lo sumo tres, que “sobraban” de su día. (Aclaración: Con esto NO me refiero a que el pibe no tenga vida y sólo tenga tiempo para mi… Sino a que, si queres a alguien y te importa, deberías darle el espacio que se merece ocupar en tu vida.)
Su egoísmo, aunque jamás lo va a reconocer, siempre pensó en su beneficio o su comodidad, sus tiempos, sus prioridades, sus todo.
Demostré: Todos los días lo que sentía, (siento) por él. Creo yo que no hubo un momento en el cual el haya podido pensar “no le importo”, “no me quiere” o algo así…

Y TODO ESO SABEN QUÉ?... NO SIRVIO PARA NADA.  (A partir de acá, me enojo y todo tiene meno sentido…)
Mi orgullo me está pegando literalmente un piña por esto que voy a escribir, pero él, ME DEJÓ.
De un día al otro, de una hora a la otra, él “perdió el interés” (si es que alguna vez lo tuvo).
Sin importarle un carajo todo lo que vivimos, todo lo que yo hice por él que fue más que lo que él hizo por mí. Está bien, reconozco y tengo re mil asumido que soy una forra del orto, putita histérica de mierda. Pero todas mis histerias y enojos, fueron por errores tuyos pelotudo.
 ME CALMO.
Su explicación a todo, es que “por ahora perdí el interés”.

 (Analicemos: “Por ahora” Estas dos palabras que se las meta en donde no le llega el sol. Quién te creíste que sos imbécil para manejar la disposición de los demás?
“Perdí el interés”: Con esto se refería a reconciliar las cosas. Pero yo lo tomo como que perdió el interés en mí, porque es lo mismo. Pero ojo chicos,  dijo “por ahora” el histérico de mierda.)
Cuestión, la discusión había iniciado porque yo reclamaba tiempo, que creía que me merecía en su vida, a lo que él rey del egoísmo no supo cómo afrontar y decidió, su propio beneficio, el camino más fácil. Terminar todo, sin tener ni dos segundos en cuenta NADA MÁS QUE ÉL. Igual, ya es obvio que no me quiso ni le importe jamás. Sino que creyó quererme. No me hablo desde el día en que me  dejo, POR WHATSAPP. Porque claro, los huevos bien puestos, nunca los tuvo.

 Supongo que es así… La vida es cíclica, un día estas abajo y empezas a subir, pero cuando estas arriba, disfrutas unos minutos, y de pronto todo gira de nuevo… Y acá está, de nuevo abajo, con un sin fin de cosas que te “aplastan” y con menos ganas de volver a intentar estar arriba…