lunes, 18 de marzo de 2013

Merezco.


Este fin de semana, fue uno de los más extraños e impulsivos de mi vida.
El viernes a la noche salí con Mariano, (si, estoy escribiendo sobre vos, sentite importante). Él es, sin dudas, todo lo que una chica puede querer, es el pibe perfecto, es inteligente, lindo, simpático, sociable, siempre te hace reír, es tierno, es atento, comprensivo, es sincero y frontal, si vamos a lo superficial se viste bien, tiene auto y vive solo. Es el ideal de toda mina. Menos el mío. Jamás en todos estos años logre “enamorarme” de él. Siempre lo use. Cuando me agarraban esos ataques de “necesito un novio”, cuando necesitaba una opinión masculina, cuando tenía ganas de ir al cine, o a tomar algo y también cuando tenía ganas de tener relaciones. Como yo también soy demasiado directa, él siempre supo que lo usaba. Y aunque sus sentimientos hacia mí no eran los mismos (es decir, a él le importo posta) siempre acepto mi manera de “quererlo”. Él acepta que lo use, porque sabe que si no, me pierde. Suena re egocéntrico y soberbio esto que escribo pero es tal cual como son las cosas. Es la relación más clara y sincera que puede haber, los dos siempre fuimos muy frontales y ninguno jamás se guardó nada.
En fin, salimos, paseamos por la ciudad, fuimos a su casa, estuvimos juntos (y en eso también es perfecto), me subió fiebre me cuido, me hizo una Bayaspirina C caliente (me pagan por el sponsor) y dormimos abrazados y todos tapaditos. Después a la mañana me llevo a mi casa y me dijo: “Agus, yo no voy a llamarte, no voy a mandarte nada, porque siempre que me quise acercar me dejaste de cara. Entonces, hagamos así, cuando vos quieras verme, usarme o estar conmigo para lo que sea, háblame. Sabes que jamás voy a darte vueltas o histeriquearte al pedo. Yo te quiero, demasiado, pero vos a mí no y ya lo se hace bastante no tenes que fingir nada”. Posta, “es tan perfecto que asusta”.
El sábado, salimos con las mejores amigas que alguien puede tener en el universo a la Fluvial. En la previa estábamos como siempre híper ebrias, todas. En el boliche me encontré con un chico, con el que yo estaba cuando era más chica. Era un pique de boliches. Me dijo si me quería ir con él. Soy una puta. O para no bardiarme soy impulsiva… Prácticamente no lo conozco, no me gusta tanto, pero algo en mi quería irse con él. Entonces seguí como siempre mis sentimientos, y me deje llevar. El loco era muy tierno, muy meloso, me llevaba de la mano por la calle, y me decía cosas así romanticonas, a los cual yo respondía con mis respectivos desplantes de pendeja despechada. Por ejemplo: “Te juro Agus que es como que aunque solo estábamos así en boliches, vos sos como esos piques que uno no se olvida, siempre me gustaste demasiado”. –“No es necesario que me mientas boludo, o sea ya estoy acá, voy a estar con vos con chamuyos o sin chamuyos.” Y el pibe seguía con sus cursilerías, aunque debo admitir, en el fondo, me gustaron.
Llegamos a su casa, me divertí demasiado, la pase muy bien, me sentí comodísima con él. Me respeto, me cuido, me entendió, todo.
Hasta que en un momento, mientras estábamos haciéndolo, deje de pensar en donde estaba y con quien estaba. Y pensé en él. No en él, el chico con el que estaba. Sino en MI él. En el infradotado mental al cual está dedicado más de la mitad de mi blog. Me sentí tan mal en ese momento. Igual paso. Después estábamos hablando de que el chico con el que estaba, tiene novia (se me hace muy tentador que así sea). Y para no romper con mi rutina de absoluta minita, y además porque él me pregunto, le resumí mi historia de “”””amor”””. El loco me hizo darme cuenta de las mil y una cosas con lo que me dijo. Ame su comprensión. “Tenes que empezar a querer a otros y dejar que esos otros te quieran, porque por lo que me contas, ese loco no vale nada, aunque te quiera y vos también”.
Me abrazo, me seguía besando, y me deje querer, como él me dijo. Dormí abrazada y haciendo cucharita con un casi desconocido, que tiene novia. Al otro día no despertamos me hizo de desayunar, y me llevo a casa. Chico perfecto número 2.
Ayer domingo, mi mente daba vueltas y buscaba reflexiones, respuestas a cada pregunta nueva que me iba surgiendo. Por qué mierda sigo tan enganchada con un chabón que no vale ni la mitad de lo que valen estos dos chicos con los que estuve el fin de semana? Los dos eran la perfección. Me sentí tan valorada estando con ellos. Tan respetada, tan querida, tan todo lo bueno que se les venga a la mente. Y jamás, pero jamás llegue a sentir eso completamente con él…Pero si nunca sentí eso, porque estoy tan aferrada a él, porque siento que aunque los otros me puedan llenar en mil cosas, siempre me queda un espacio vacío? Nunca llego a estar feliz con otro del todo. Pero tampoco logro estarlo cuando estoy con él.
O sea, con él una nunca está bien. Siempre una histeria, una vuelta nueva, un enojo estúpido, mal sexo, si no se le para porque llora, no hace una previa (sexual obvio), no se anima a arrancar una situación sexual, en sí, es alto inútil. Pero yo lo quiero. No sé el porqué, pero lo quiero.
Y es como que quiero decir basta, cortala Agustina, deja de querer a esta putita histérica del orto de la cual, admitámoslo, te enamoraste, y empezá a quererte más a vos, a hacerte respetar, a hacerte valer, a estar con pibes que si valgan la pena, porque a pesar de que tengas mil defectos, sabes que mereces algo mejor que él. ( Mi yo positivo, habló.)

Es bueno darme cuenta de que merezco y quiero algo mejor. Pero siento en mí, este miedo de:
 ¿Y si encuentro alguien mejor, pero ese alguien, nunca logra llenar el espacio que él solo puede llenar?

Continuará….