lunes, 22 de octubre de 2012

No se.



(Ok, hace dos meses que no escribo y ahora no se cómo empezar…Me suena raro ver la hoja de Word vacía, dsjadh, inhalo, exhalo, dale, ahí va!)
Hace días que llueve, para, y vuelve a llover. Y así es justamente como me siento. Cambiante.

Quiero que venga una tempestad y se lleve con ella todo lo que dejaste en mí, quiero borrarte, hacer que nunca exististe, que fuiste poco, que fuiste nada y aceptar, de una vez, que esa especie de “fin” fue lo mejor que pudo haberme pasado, porque lo “nuestro” fue un error.
Quiero que salga el sol, cruzarte, mirarnos, y en ese segundo, saber y sentir, que nada termino, que todo sigue, que esto fue una pausa, que seguimos sintiendo lo mismo, que a pesar de todo, nos perdonamos, y volver a tocarte, aunque sea una sola vez más.

Y ahí esta, mi gran dilema de nuevo, no saber qué  quiero, qué carajo siento, qué mierda me pasa, qué es lo mejor, qué es lo peor que puedo hacer?!

Detesto no poder controlar mis sentimientos, mis impulsos y emociones. Odio maquinar tanto todo el tiempo, hacerme la cabeza a más no poder, sobre cada puto tema que ronda por mi vida. No hay cosa que yo no vea negativa, no hay pensamiento al que no le de ochocientas vueltas en mi cabeza hasta llegar a una conclusión, que después seguramente la cambio y la hago más pesimista todavía.
Tengo miedo al porvenir. Mejor dicho miedo al “no saber”, a la incertidumbre, a la duda.
Y ese miedo del orto me hace ahogarme en mis propios pensamientos negativos, basados en la nada misma, es decir, soy una negativa del orto, sin fundamentos.
 Y al no poder autocontrolar ese  “miedo a futuro” no puedo saber qué es lo que realmente me gustaría que pase, cómo quiero que se den las cosas. Y una persona sin ideas fijas, no es nada. 

El tema es que, ¿Cómo puedo saber lo que quiero para mi futuro, si no sé que quiero para mi presente? Si ni siquiera se muy bien que fue lo que nos pasó, en el pasado. (La estoy e complicando, simplifico…)

O sea, nunca supe bien que sentía yo por vos, ni vos por mí. Nunca supiste toda mi verdad y creo que yo nunca supe toda la tuya. Hace meses no nos dirigimos la palabra, pero cuando nos vemos algo pasa entre nosotros, algo todavía nos une, tenemos temas pendientes, que no se como “encarar” para solucionarlos. No se cómo volver a vos. No se si volver a vos. No se si queres que vuelva a vos. 
No se. 
Y ante este “no saber” es como que prefiero no actuar, por ese miedo al fracaso que tengo. Entonces como no hago nada, todo se estanca en mi vida. Como siempre. 

(Estoy escribiendo como el orto mezclando temas amorosos, con miedos de vida, o sea nada que ver, perdón) Sí, estoy loca. Completamente loca. Sí, también soy una pelotuda y una enferma. 

Es horrible esta sensación de no saber si algo termino o no, porque si bien dijimos un “chau” y ahí jamás volvimos  a hablarnos, es como que esto, bien sabemos, no termino. Y no es tan fácil como parece volver. Y menos con alguien como vos, que lo único que le importa es ser la victima , a la cual hirieron y le rompieron el corazón, la dignidad y todo en pedazos. Y no es así. Yo fui la conchuda de mierda acá, pero vos, vos te la buscaste. Esto es culpa de tus pocos huevos, de tus idas y vueltas, de tu discurso repetido para todas, de tus histerias sin sentido, de tu orgullo del orto. Ay, odio lo que generas en mi. Sos una de las pocas personas, que puede manipularme, cambiando mis estados de animo con solo una palabra, o una mirada. Eso es lo que te diferencia de los demás, haces que yo sienta cosas, que por otros no.
Va a sonar muy patético, pero me destruye el saber que pienso en vos todos los días y que para vos, ya no soy nada, si es que, alguna vez, signifique algo para vos. 

Y, es así, creo que esta historia término, así sin final concreto. Inconclusa, como todas las mías.

Yo sufriendo por el, y el por otra.